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La calera es la única edificación realizada en piedra de pizarra. Presentan una sección troncocónica que reúne en un solo cuerpo la cámara de caldeo y la cámara de cocción y poseen un único acceso propiamente dicho en la parte baja aunque se emplea, también, la parte alta del horno para introducir material y para retirarlo.
Esta construcción está enterrada casi en su totalidad para mantener mejor las altas temperaturas precisas, quedando al descubierto una pequeña parte (una quinta parte aproximadamente) que permite acceder a la parte baja para cargar el horno y alimentar el fuego en el momento de la cocción.
El interior del horno podemos considerarlo dividido en dos partes, puesto que la parte baja ¿donde se deposita la leña y se hace el fuego- está ¿separada¿ de la cámara de cocción por un pequeño saliente (denominado zapata) que permite acceder a la parte baja para cargar el horno y alimentar el fuego en el momento de la cocción.
Este tipo de construcciones podemos encontrarlas en la práctica totalidad del ayuntamiento de Mondoñedo, aunque destacan por su abundancia, en la parroquia de Masma.
El proceso de obtención de la cal se divide en tres partes: preparativos, quema y retirada del materia. En primer lugar se lleva la piedra caliza al lugar de la calera. Una vez allí, se fragmenta si es preciso, para irla colocando dentro del horno desde la zapata hacia arriba formando una bóveda que cierra en medio del horno. De allí para arriba se cubre de piedra todo el hueco de la calera hasta que sobresalga por arriba del horno rematando todo el conjunto un pequeño pico llamado ¿colmo¿. La quema consiste en hacer fuego bajo la piedra de forma ininterrumpida hasta que la piedra caliza se convierta en cal. Para esto es preciso mantener una temperatura superior a los 900º C durante unas 48 horas. En este período de quema se consume abundante leña. Originalmente era tojo lo que se empleaba. Actualmente, en la recuperación etnográfica que hacen en Masma en verano, emplean ramas de eucalipto.
Horno cargado con fuego debajo (a la izquierda). En la derecha, ejemplo de remoción de la brasa para que se consuma bien, haga llama y no tupa el horno ¿dar falca¿.

La cal se considera listo cuando la piedra que sobresale del horno por la parte superior, queda al ras con la construcción. Una vez apagado el horno se deja pasar, por lo menos dos días para que enfríe y se procede al vaciado del mismo. Se comienza por arriba y se va bajando para acabar retirando la producción desde la boca del horno. En este momento es cuando se separa la cal de las piedras que no llegaron a quemarse.
Una buena forma de conocer este mundo, es acercarse al conjunto de caleras de Caho das Caleiras en Outeiro, parroquia de Masma, donde un buen número de estas pueden ser visitadas durante todo el año, donde todavía se mantiene el oficio de producir cal de forma tradicional, pero ahora convertido en una fiesta de interés etnográfico esporádica

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